El desarrollo de software no es simplemente “escribir código”. Cómo explicamos en el artículo anterior, “DevOps – Cultura de entrega de valor”, existen un montón de conceptos involucrados como el versionado o “historia” del software, las pruebas de integración y unitarias, la gestión y almacenamiento de los datos, la seguridad, la instalación y configuración de los ambientes y la infraestructura de nuestro sistema.

Este último concepto, la infraestructura, es una parte vital, ya que proporciona el contexto en el cual nuestro software funcionará. Una mala infraestructura, además de posibles problemas de funcionamiento, puede incurrir en costos evitables que encarecen el proceso de desarrollo. Dos de los problemas más comunes a la hora de definir una infraestructura son el sobredimensionamiento y la rigidez. El primero se traduce en costes innecesarios, mientras que el segundo en la dificultad de adaptarse a los cambios que propone el negocio.

Una buena infraestructura cuesta. Una mala cuesta el doble. Es por eso que es importante conocer las distintas piezas que pueden formar parte de esta, y las distintas opciones de servicios existentes (on-premise, en la nube o híbridos) para poder tomar las mejores decisiones de diseño y, en la medida de lo posible, ajustar los presupuestos para reducir costos innecesarios.

En el capítulo 2:  Piezas básicas de la infraestructura, incluido en la guía de DevOps, intentamos explicar cuales son estas piezas, los conceptos detrás de cada una y las necesidades que intentan cubrir, cuáles son los detalles que tenemos que tener en cuenta para incorporarlas y sus ventajas y desventajas, para que podamos entender el por qué de cada una y tomar mejores decisiones a la hora de diseñar la infraestructura que necesitamos. Todo ello acompañado de imágenes y fichas explicativas de los términos más relevantes.