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La accesibilidad es una cuestión de voluntad, no de tecnología

Por Javier Estrada

Hay una pregunta recurrente que me hacen cuando imparto alguna charla o curso sobre accesibilidad: ¿puede conseguirse un producto accesible con cualquier tecnología? La respuesta que doy siempre es la misma: no importa la tecnología que uses, sino la voluntad que tengas de hacerlo.

Gracias al trabajo que hemos hecho recientemente con la web de Autentia, me reafirmo en esta tesis. Mientras la plataforma soporte una implementación accesible de la interfaz, no hay ningún motivo por el que la tecnología concreta te impida alcanzar este objetivo. Sí que puedo decir, por otro lado, que en función del framework o los sistemas que utilicemos, el esfuerzo va a ser mayor o menor. En este caso, teníamos un CMS que integraba un buen número de plugins y código PHP y JavaScript personalizado, que en ocasiones estaba ofuscado. Cuando terminamos, me sentí como si hubiera vuelto de Vietnam.

No importa la tecnología que uses, sino la voluntad que tengas de hacerlo.

Pero vayamos un poco más atrás en el tiempo. Desde que entré en Autentia, he percibido una gran sensibilización y concienciación por parte de todos mis compañeros acerca de la accesibilidad. Cuando tienen una duda sobre si un componente sería una barrera muy grande, me preguntan y me piden opinión sobre cómo solventarla. Evidentemente, el cliente es quien decide en qué quiere invertir esfuerzo. Aun así, la primera piedra, que es la voluntad, está cada vez más asentada.

Por supuesto, uno no demuestra nada a base de buenas intenciones. En estos meses que llevo en la empresa, he visto cómo se renovaba alguno de los sistemas internos. Había una premisa fundamental: tenían que ser lo más accesibles que fuera posible. Puedo decir que hoy realizo algunos de estos trámites de una forma mucho más cómoda y rápida.

Aunque de nada sirve hacerlo bien si el resto del mundo no tiene ni idea. Por eso, el siguiente paso estaba claro: teníamos que conseguir que nuestra web, nuestro principal escaparate, fuese accesible. Lo primero que había que hacer era conocer el estado actual, así que nos dispusimos a hacer una auditoría.

Os sorprenderíais de la cantidad de detalles que pueden pasar desapercibidos para una persona con discapacidad cuando una aplicación o una web no son accesibles. Mientras realizaba la auditoría con mi compañero Arturo, de lo cual hablamos en la charla Ignorar la accesibilidad o cómo pegarte un tiro en el pie, descubrí que nuestra web tenía submenús, el buscador ofrecía algunas sugerencias y había hasta galerías de imágenes. Como nota curiosa, decir que el hecho de poner subtítulos a algunos vídeos era imperativo hasta para gente que oiga sin problemas. ¡Las pasé canutas transcribiendo algunos tramos!

De la misma forma, Arturo se llevaba las manos a la cabeza cuando tenía que navegar con el teclado y el lector de pantalla. No esperaba que hubiera información a la que no podía llegar con ellos, aunque la veía claramente en pantalla, o controles que no era capaz de activar de otra forma que usando el ratón. 

El siguiente paso fue bucear un poco en el código para encontrar el motivo de los problemas que revelaba la auditoría. Algunos eran más profundos de lo que habíamos pensado en un inicio e iban a requerir un mayor esfuerzo. Además, teníamos que lidiar con partes del código JavaScript creadas por el proveedor de la web que estaban minificadas, y no sabíamos cómo afectaban exactamente al resto. Quizás fuese más fácil replantearlo todo desde cero.

Nos vimos en la tesitura de tomar una decisión. Al final, dado el plazo que teníamos para acometer las mejoras de accesibilidad, optamos por hacer modificaciones sobre lo que teníamos. Sabíamos que no íbamos a poder hacer un trabajo perfecto, pero nos propusimos hacerlo todo lo bien que nos fuese posible. Fueron tres semanas duras, con altibajos de moral, pero, finalmente, dieron sus frutos.

Hoy podemos decir que la web de Autentia cumple casi por completo con todos los criterios nivel AA de WCAG 2.1. Sólo hay un par de componentes que no cumplen con algún criterio, pero no suponen una barrera bloqueante. Además, hemos tenido la oportunidad de cumplir también de forma parcial o total con parte de los criterios AAA. Es cierto que hemos tenido que poner parches en muchos casos para no acometer una remodelación profunda de la web, pero el resultado es bastante satisfactorio.

También me gustaría resaltar algo positivo. Cuanta más experiencia adquiere el desarrollador en este ámbito, más rápido se pueden conseguir resultados. Reconozco que antes de entrar en Autentia, no me había enfrentado a la accesibilidad dentro de un proyecto real. Sin embargo, el know how que hemos adquirido en estos meses ha hecho que, a pesar de trabajar en condiciones peores que en otros proyectos, hayamos resuelto los mismos problemas que ya habíamos tratado en ellos, en mucho menos tiempo.

Las lecciones que hemos aprendido son las siguientes:

  • Una aplicación o un sitio web puede ser accesible incluso en las condiciones más adversas.
  • La tecnología utilizada sólo influye en el esfuerzo requerido, no en el resultado final.
  • La experiencia de los desarrolladores con la accesibilidad también influye en el tiempo, no solo los conocimientos teóricos.

Espero que este testimonio pueda ser útil para cualquiera que se plantee acometer una mejora de accesibilidad en su aplicación. Como veis, aunque ha sido un trabajo difícil en este contexto, el esfuerzo necesario ha sido bastante comedido (dos personas durante tres semanas) y el número de usuarios que se beneficiará de ello es bastante alto, en torno a un 15% de forma directa y hasta un 60% de forma indirecta.

Si quieres aprender más sobre la accesibilidad, puedes visitar los tutoriales que he ido dejando en el canal de www.adictosaltrabajo.com en estos meses. Dejo a continuación los enlaces:

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Por Javier Estrada 22 Jul 2020

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